viernes, 19 de junio de 2009

Monólogo post bad date


No, no creo que debamos volver a salir.

¿Porqué?

Bueno, es complicado… dejémoslo en que no somos exactamente compatibles.

Con compatibles me refiero a que tenemos diferentes hábitos y expectativas.

No ¡no! ¿cómo crees? Esto no tiene nada que ver con lo de hoy.

Sí… segura, son otras cosas.

En serio, nada que ver.

No es nada importante, sólo olvídalo.

Ok, ok ¡ok! Sí quieres te digo pero no te va a gustar ¿ok? Bueno para empezar creo que no reconoces la diferencia entre “te invito a cenar” y “cáele a cenar”.

¿cómo que no hay diferencia?

¿hablas en serio?

¡Hay una diferencia abismal!

¡Sí! Claro que tiene que ver que me invitaste a cenar y luego yo maneje hasta el lugar, como si fuera poco te tuve que regresar porque te pusiste borracho.

Sí, entiendo que uno no debe manejar alcoholizado.

Sí, se lo del conductor designado pero eso es normalmente cuando las personas llegan juntas en carro.

No, no llegamos juntos yo llegué en el mío a la hora acordada, 30 minutos antes de que tú llegaras.

Sí, se que la primera vez que me invitaste a salir dije que yo llevaba mi carro, pero era porque no te conocía y tenía miedo de salir con un loco.

Ahora sé que no estas loco

¿cómo?

No sé, porque te tengo en Facebook y tenemos más de 5 amigos en común.

¿no es garantía?

¿qué hiciste qué?

Está bien, esto no tiene nada que ver con  que no pasarás por mi, olvida eso. Es por la cena.

¡Porque no está bien comerte la mitad de mi platillo!

Tú no me quisiste dar UNA de tus papás a la francesa…¡UNA!

¡Nunca dije que estuviera a dieta!

Gracias por la observación, pero no necesito dieta.

¿Sabes qué? Ya ni siquiera es por la cena, lo que me molesta es que pagué mi parte.

Sí, claro que saqué mi cartera y mi tarjeta pero las mujeres hacemos eso. No sólo fingimos orgasmos, también fingimos que tenemos intención de pagar la cuenta.

Claro que trabajo porque quiero ser independiente, claro que tengo dinero pero tú me invitaste a cenar y luego me hiciste pagar la mitad del total.

Sí éramos dos, pero yo comí una ensalada y tu te tragaste una entrada, un bife y una botella de vino.

Te dije que pidieras una copa, no una botella.

Lo que quiero decir es que me tienes hasta la madre.

Está bien, mañana te llevo por tu carro al restaurante... pero es la última vez 

2 comentarios:

Unknown dijo...

así es el amor... asquerosamente impredecible e incontrolable, jeje

saludos

rKrd dijo...

eso suena como a algo que yo haria.