miércoles, 1 de septiembre de 2010

A los 50 quiero sentirme ignorante


De unos años para acá las cosas en mi casa están un poco “tensas” por ponerlo de alguna manera. Mientras yo salgo de esa etapa adolescente en la que uno cree que lo sabe todo mi papá parece caer en picada sin protección alguna a ese arrecife de absolutismos. Esto implica cierta hostilidad que aparentemente a alcanzado un punto donde la reconciliación es imposible, pero eso no es el tema.
El punto aquí es la preocupación que me generan aquellos adultos que creen saberlo todo, si bien a los 17 uno piensa que es el mecías, más inteligente que Da Vinci, más talentoso que Lennon y McCartney (juntos) y con una belleza más cautivante que Dean y Hepburn; a los 25 cambia un poquito la cosa. A esta edad uno sabe que no entiende nada, reconoce sus capacidades y limitantes, pero esto no es malo, todo lo contrario. Cuando se alcanza este punto todo implica una posibilidad de aprendizaje, de superación.
Es por eso que prefiero al quinceañero que cree saberlo todo al cinquentañero que afirma lo mismo, el primero tiene posibilidades, el segundo ya valió.