martes, 26 de febrero de 2008

Cucaracha

Iban los cuatro en el carro, como siempre habían de terminar en aquel bar donde nunca había una mesa digna y los segregaban en un cuartito oscuro que por instantes se quedaba sin luz. Parecía que en cualquier momento entraría un guardia y les diría recojan el jabón.
Pero mientras tanto fingían que intentarían algo nuevo, un bar mejor, sólo había que recorrer las calles para encontrarlo.
-Te juro que pensé que era gay- les dijo ella con cara de incrédula.
- Pero ¿Cómo va a ser gay si te lo fajaste la semana pas…?- Dijo Raúl.
- No, bravo. Remuérdame volverte a contar algo mugre amargado.- le contestó
- ¡¿Cómo que te lo fa…?!- la interrumpió Iago.
- No hice nada, sólo" me lo agarre a los besos". Pero te juro pensé que era gay.- contestó ella
- No manches, como te agarras a un gay a los besos. No sabes dónde ha puesto la boca.- dijo Guilligan
-Que desagradable, aparte creo que es gay de closet, no creo que haya hecho nada y seguro no hizo, ya anda con una niña.- respondió enojada.
- Pues eres una asquerosa.- le dijo Raúl
- Y tú un envidioso.- dijo Vero.
- ¿Envidioso de qué?- preguntó enojado
- De que el último faje en tu historia fue el previo a tu concepción.- Guilligan se empezó a reír, fue su risa más que el comentario en si lo que le molesto y la cargo contra Iago de ahí en adelante. Pasaron frente a un restaurante francés
Que rico es.- comentó Iago.
Guilligan le pregunto que sí no era ahí dónde le había salido la cucaracha a su mamá.
-No, esa le salió en otro lado.- dijo Raúl. Guilligan se carcajeo. – Y sigue ahí, pinche cucaracha de Madagascar.-

Las Macetas

Estaban en su casa, era algo pequeña con pocos muebles y mucho polvo. Prefería dormir en el suelo de la sala ya que su cama estaba llena ropa, misma que olfateaba antes de ponerse para verificar que estuviese limpia. Al principio ella encontraba todo esto adorable y simpático, pero ahora se le hacía absurdo. Abrió su refrigerador en busca de algo para comer pero la abrumante cantidad de botes para crema corto con su apetito de manera inmediata. –Creo que solo tomare un café- dijo ella. El sacó del estante superior un frasco con café instantáneo. Ella odiaba el café instantáneo, era una de esas tantas cosas a las que no lograba acostumbrarse como los billetes nuevos de veinte pesos o los lápices amarillos. – Mejor agua, tengo mi botella en el balcón.-

Salió al bacón, estaba adornado con peculiares macetas que guardaban cadáveres de plantas. Había una tortuga, un tenis, un bote viejo de crema entre otras. Odiaba, realmente odiaba su maceta de tenis, se le hacia ridículo y no solo porque fuera inapropiado para su edad. De poner tierra en un zapato mínimo que sea un zapato de verdad. Pero el las amaba, amaba todas las cosas que guardaba en esa casa. Incluso amaba esos dos payasos satánicos que resguardaban sus cuatro libros en el librero, a ella le daban miedo. Sobre todo cuando se levantaba en las noches por algo y sentía sus miradas, todo era culpa de Eso.

El estaba en el piano practicando una pieza que ella no conocía, de la nada se dio cuenta que era cierto lo que le decían sus amigos. Evidentemente tenía una “cabeza de rodilla”, parecía uno de eso gatos hipoalergénicos que no tenían pelo. Pero ella no era alérgica a nada más que a la estupidez humana. Volteó al horizonte, algo indiscutible de esa casa era la maravillosa vista que tenía. Era un barranco inmenso, lleno de plantas y árboles. Delicada y sigilosamente empezó a empujar con su pie la maceta del zapato al borde hasta que la dejó caer. Soltó una carcajada, el no se había dado cuenta seguía ensayando.

- Ahora la del zapato.- dijo su vecino que también estaba disfrutando la vista. Nunca habían cruzado palabra alguna, pero eran más cercanos de lo que ella creía. Cuando no se daba cuenta el los observaba desde su balcón, eran su propio reality show.

-No, sería grosero de mi parte hacerlo.- decía mientras empujaba suavemente la maceta al borde. – Es un regalo de su mamá – lo volteo a ver, seguía concentrado en el piano. – Pero talvez tiene que empezar a cortar lazos, puede que por eso siga soltero.-
- Y ya no es joven.- dijo el vecino.
- Tampoco es tan viejo, esta justo en la ed…- la maceta cayó al suelo. - ¡ups!- dijo ella con una sonrisa. – Después de esta seguro me cortan. Seguro cada que vea sus macetas pensara en mi. No quiero que sufra, pobrecito. – dijo mientras tiraba una a una sus macetas.
-Tu siempre tan considerada.- dijo el vecino

lunes, 25 de febrero de 2008

La maldición del ojo de gitano

- ¡La maldición del ojo de gitano!- gritó mientras se desamarraba de la cabecera de la cama. Había dormido así toda la noche, abrazada de ella por orgullosa, por no devolver el estómago. – Me carga la maldición del ojo de gitano ¿me escuchas? – dijo en tono melodrámatico, como sólo ella sabía hacer.
La noche anterior se le había hecho buena idea hacer margaritas de media noche, pero a carencia de jugo diluía el tequila con licores de sabor. Como si fuera poco se fumaron un paquete de puros que había traído de su viaje a Ámsterdam hace seis meses.
- ¡Me muero! ¡Me mueroooo! – era lo único que se entendía entre alarido y alarido. - ¿Cómo se cura una cruda?- preguntó.
-Con valor niña, con valor. – contestó él.
- Dame algo, me muero.-
- Agua y aspirinas.-
- Algo fuerte, que necesite receta médica. ¿Por qué eres así? ¡Nunca quieres ayudarme! Es como la vez del chocolate.- lloriqueó ella
- ¡Que no existe nada para curar la adicción al chocolate! Es más, no hay algo así como adicción al chocolate.-
- Claro que sí, algún día me encontrarás en un callejón rodeada de envolturas de chocolate y un “I love Hershey” tatuado en la pompa. ¡Me muero! Dame algo ¡es como la vez de los sushis! ¡Nunca me quieres ayudar!-
- ¡Esa vez eran las tres de la mañana!
- ¿Y qué? Vas a ser doctor ¿qué no vas a estar a disponibilidad de tus clientes?-
- No me pagas... -
- ¿y? tampoco te cobro por practicar...- le interrumpió
-...y llevaba tres días en carrera.- continuó el
- ¡La maldición del ojo de gitano en tu casa! ¿me escuchas? ¡¿ME ESCUCHAS?!-

Es gay

Definitivamente es gay!-
-¿Por qué piensas que todo el mundo es gay?-
-Pues en este caso es obvio – dijo ella – en su video sale con otro hombre en la cama y es una canción de am... ¿Sabías que Mick Jagger y David Bowie se acostaron?- Raras veces completaba una frase, no era de extrañar que se comiera las letras de una palabra.
- ¿De donde sacaste eso? Estas loca, así en.fe.rmaaa.-
-Del side note de una Blender donde salía LaChapelle, o ese comediante que no me cae tan bien. Sí sabes cual, el de comedy central.-
- Pero ¿Por qué todos tienen que ser gay?- Había que mantenerla en el tema antes de que empezara a hablar de comedia, golf, o cualquier otra cosa.
-Porque los gays me aman más que los heterosexuales, y me la llevo mejor con ellos que con las mujeres.-
- Tu mejor amiga es mujer.-
-Si, pero piensa como hombre.- distrajo su mirada, ya era demasiado tiempo en una sola conversación y más si se encontraban en una feria, demasiadas distracciones. Vio un juego donde había que meter pelotas en unos hoyos de colores; era una competencia de caballos. Amaba las ferias por absurdas. 
Ahora quiero jugar en aquel. –
- No porque siempre haces trampa.-
- Solo hago trampa porque estas obsesionado con ganarme, el día que te deje de importar la dejo de hacer. Aparte el resultado final es lo que cuenta, no como llegaste a el.- Sobra decir quien gano el juego y mientras regresaban al carro con su juguete nuevo se doblaba de risa burlándose de el. De regreso a casa no paro de restregarle el pato, y su victoria en la cara. Cuando se canso de hacer eso se quedó jugando al avión con su mano salida por la ventana, no más de tres minutos duro el entretenimiento. Eso era lo máximo que podía dedicarle a algo sin hacer ruido.
-El también es gay.- Susurro mientras esculcaba la mochila de él en busca de un chocolate, a él le molestaba que invadiera sus cosas. Creía que se refería a Robi Draco Rosa ya que acababa de poner su cd pero no quiso preguntar. Hay veces que es mejor no saber de quien habla, ni mucho menos como llega a esas conclusiones sobre todo cuando se aproxima la hora de dormir.