martes, 10 de abril de 2012

ofrecerte no es lo que cuenta ¿eh?


Durante estos meses he salido con varios “hombres” y cada que uno de ellos va por mi, no puede evitar notar la ventana rota en la entrada; de los últimos 7 con los que he salido, 5 han declarado que arreglarán eso por mi y precisamente esos 5 imbéciles no volverán a entrar a mi depa.

No es que me moleste que los hombres arreglen cosas por mi, de hecho me encanta. Dentro de mi seudo-feminismo hay roles tradicionales que me resultan apetecibles: amo que los hombres abran la puerta, paguen la cuenta y te hablen la mañana siguiente (mejor si mandan flores) pero es sólo porque amo cocinar para estos hombres, crear un ambiente limpio y seguro para ellos entre otras cosas. Esta es mi manera no verbal de decirle a alguien: me importas y te cuido.

Por eso cada que uno de mis “pretendejos”, como los llama mi abuela, se ofrece a algo así me enojo. Me enoja porque ni ellos creen lo que dicen mientras lo dicen, me enoja porque es una manipulación para obtener lo que quieren, pero sobre todo me enojo porque ¿quién chingados te pidió algo? O sea neta, si no lo dices en serio mejor cállate. Nadie espera nada de ti, no me decepciones de a gratis.



Pd, finalmente uno de ellos arregló mi ventana. Sí, los caballeros existen desafortunadamente prefieren a  otras princesas. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena historia. El personaje, una pesadilla :)