jueves, 29 de enero de 2009

Anillo de Oro


¡Ahhh! ¡Uhhh! ¡Que padre! ¡Que envidia! Eran lo gritos que escuché llegando a casa de una de mis amigas. Mis amigas MMC (mientras me caso) para ser precisa, se juntan todos los jueves a jugar cartas. Como siempre había llegado lo más tarde posible, y partiría lo antes posible. Una hora a la semana es mi dosis máxima de conversaciones que giran entorno a quién hizo qué, próximas bodas, rompimientos y embarazos. Pero esta noche era especial, al entrar a la sala las vi a todas brincando con los brazos pegados al cuerpo y las manitas colgadas al frente a la altura de su pecho agitándose.

Le pregunte a una de ellas que qué pasaba, con un tono de voz que tan sólo audible para el reino canino me dijo: –¡A Tita le dieron el anillo!- Mi primer pensamiento fue: la estúpida de seguro no uso condón, seguido por un: si no es el primer trimestre tiene solución. Pero luego recordé dónde y con quién estaba. Estas mujeres se habían metido a estudiar una carrera para no perder tiempo en lo que conseguían marido. No es coincidencia que todas hayan elegido carreras relativamente sencillas como alimentación, moda y diseño para así no perder tiempo en tareas e invertirlo en el gimnasio y las clases de cocina. Ya llevaban tres meses egresadas y su reloj biológico comenzaba a tomar protagonismo en sus pensamientos, tic toc tic toc.

Le pregunte a mi amiga cuanto tiempo había pasado desde que llegó Tita a darles la noticia, la respuesta fue: una hora y media. Dios mío, estas mujeres son impresionantes, no se cansan de gritar y brincar. Decidí ir a la mesa de la comida y agarrar un pedazo de pizza. Es en esta noche semanal cuando las nenas se permiten comer lo que sea, por lo tanto, el menú es siempre amplio, lleno de grasas y carbohidratos, luego intercambiaban recetas de dietas maravillosas, laxantes y el horario de la clase de Pilates de la mañana siguiente.

Después de unos 30 minutos dejaron de brincar, el tono de voz y la cantidad de aullidos a los alrededores fueron bajando gradualmente. Estaba parada a un metro de distancia de Tita, ella agitaba su mano al centro como bailando “hokey pokey”. -¡Veeee!- grito ella, realmente me dio gusto ver que su anillo no era tan pretencioso como imaginaba. Sí, efectivamente era de oro amarillo, pero creo que eso sigue de moda en las provincianas de corazón. –Que buena onda, que consciente es tu viejo. Es mejor no comprar diamantes mientras estan en conflicto varias zonas diamanteras en África.- Dije yo ingenuamente, las caras de todas cambiaron, parecía como si hubiera propuesto unirnos a una secta. Resulta que el anillo sí tenía diamante, pero debido a su tamaño era virtualmente inexistente.

Es que ése es uno de los problemas del matrimonio a una edad tan joven, tu anillo termina siendo de oro amarillo (antes uso papel aluminio que eso), con un diamante diminuto (todavía no hay presupuesto para comprar algo visible al ojo humano) y recibes los peores regalos de boda (cuatro de tus amigas se tienen que juntar para poder pagarte una licuadora de tercera, y te lo digo desde ahorita Tita; eso es exactamente lo que planeo hacer). Ahora que si lo ves por el lado positivo alcanzas a casarte con un cuerpazo en tu primer y segundo matrimonio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fer.. primero que nada.. si no te conociera y leyera tu relato pensaría que te obligan a juntarte con un grupo de mujeres que no te caen nada bien y con las que no tienes nada en común :P...

Por cierto... no me imagino aún a alguno de mis amigos llegando conmigo a decirme que ya se va a casar... tal vez sea el perfil de mis amigos pero imagino que comenzaremos a casarnos como a los 30... en unos 5 años más mínimo xD...

Yo se que dije "primero que nada" ... pero no hay un segundo ni un tercero....

Renata Villareal Tommasi dijo...

ay ferno, que sera de mi cuando te diga que me voy a casar y que tengo un anillo de oro amarillooooooo
JA
jamas me casareeeeeeeeeee
te extraño anillirista (osease, racista de anillos...de los de los dedos, CLARO)

Anónimo dijo...

Jaja no manches Fer... eres así... veneno con patas jaja qué bárbara, qué bueno que yo sí soy tu amigo jaja y aaay no creo que neta te hayas atevido a decirle eso a la morra, ni TÚ eres tan hardcore